Las horas más bajas del centro de Investigación Príncipe Felipe
LA INAUGURACIÓN: En 2004 se inaugura el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia siendo su máximo responsable el polémico Rubén Moreno, que hablaba de convertir el edificio en el trampolín que diera pie a la creación de un parque científico industrial ligado a la biomedicina en Valencia. "Habrá un cinturón de empresas que alimenten y se alimenten del centro" y siete años después no existe ninguna de estas empresas.
La construcción y equipamiento se realiza gracias a una subvención de la Unión Europea del 70% de los 60 millones de euros que costó.
FILOSOFÍA EQUIVOCADA: "Un centro de investigación no se hace de arriba abajo, sino al revés", manifiesta un investigador. "No es normal que se construya primero el edificio y luego se le busque utilidad". El resultado final ha sido que parte de la costosa tecnología utilizada no se haya empleado.
MALA GESTIÓN: "La gestión de la ciencia debe ser muy profesional, y en este caso se ha impuesto la política", apunta otro reputado científico valenciano, por la elección de Rubén Moreno como director general, una persona que ocupó altos cargos de responsabilidad en la Consejería de Sanidad y, más tarde, el ministerio, bajo los Gobiernos de Eduardo Zaplana y José María Aznar.
Otra de las principales apuestas de Moreno fue el fichaje del investigador Miodrag Stojkovic, experto en la clonación de embriones humanos, a quien se le asignó una salario de 80.000 euros pese a que no se le recuerda ninguna investigación de calado.
DERROCHE DE MEDIOS SIN UTILIDAD: El centro cuenta con dos quirófanos robotizados que costaron 1,1 millones de euros y están en desuso. También se destinaron 1,5 millones de euros para cuatro salas blancas (zonas de experimentación que garantizan condiciones de aislamiento total) que no han sido homologadas. "Una sola hubiera sido más que suficiente para las necesidades del centro", comentó a este diario Deborah Burks, excoordinadora del área de Medicina Regenerativa.
POLÉMICOS CONTRATOS: Entre 2008 y 2010 se paga 227.300 euros por una aplicación informática destinada para integrar la gestión económica y financiera. Seguidamente se adjudica un nuwco xonxurao con el mismo objetivo a Teconom Telecomunicaciones y Energía por 101.650 euros.
ASFIXIA ECONÓMICA: La Generalitat financió el centro con 9,8 millones en 2009. En 2010 redujo el apoyo a poco más de 6 millones y en 2011 a 4,6. La mitad que hace dos años.
SOLUCIONES FALLIDAS: En diciembre de 2009 y cuando los problemas del centro de Investigación Príncipe Felipe comenzaban a aflorar, la Generalitat confió a Carlos Simón la dirección científica. La maniobra pretendía quitar peso a Rubén Moreno, enmendar los errores de éste e impulsar la actividad investigadora. Las nuevas ideas de Simón han chocado con los recortes, por lo que decidió dimitir junto al comité científico.
PUBLICACIONES: No es fácil comparar la producción científica. Pero los grupos del Clínico de Valencia, con una gestión más modesta y sin el millonario apoyo de la Generalitat, publicó en 2010, 425 trabajos, mientras el Príncipe Felipe publicó 128. Entre 2005 y 2009, el Príncipe Felipe, que estaba llamado a ser la locomotora de la investigación médica valenciana, publicó 847 y La Fe 1.300.
El emblema valenciano de la ciencia se desploma
El Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), el gran referente de la investigación valenciana, afronta el despido de un centenar de personas y el cierre de 14 laboratorios.
NOVIEMBRE DE 2011: Los recortes permiten a la empresa justificar un ERE que originará un efecto dominó letal: a menor plantilla, menor capacidad de asumir proyectos; a menor competitividad, menor financiación exterior. Y, tras un nuevo giro, más despidos y recortes. Así hasta la muerte por inanición. El expediente de regulación de empleo (ERE) deja en la calle 108 (79 científicos) de los 258 trabajadores del centro y reduce hasta en un 60% el sueldo de los que se quedan. Además, la medida supondrá el cierre de 14 de las 25 líneas de investigación, entre las que se encuentran por ejemplo, los dos únicos que trabajan en el cáncer y ocho de los nueve laboratorios de medicina regenerativa y células madre, una de las parcelas que más esperanzas despiertan para tratar enfermedades hasta ahora incurables como el alzhéimer, el parkinson o los infartos.
"Es una cuestión de criterio político", sostiene Pulido, quien deplora que la Conselleria de Sanitat sólo invierta en el centro 4,6 millones de los 6.000 de su presupuesto. "Después se gastan tres millones en un torneo de golf en Castellón de un fin de semana o 15 millones en una torres de lujo sin construir", se lamenta en referencia al proyecto fantasma de las Torres de Calatrava, muy cerca del CIPF, y por las que el PP abonó al arquitecto Santiago Calatrava 15 millones. "Con ese dinero tendríamos nuestro evento solucionado durante años", señala.
Los científicos denuncian una «caza de brujas» con fines políticos. El ERE incluye a muchos de los científicos que en 2009 se rebelaron contra Rubén Moreno y firmaron una carta en la que exigían su dimisión. "Fue la culminación de una situación insostenible durante cuatro años", recuerda Pulido. Pero ¿quién es Rubén Moreno? Criado a la sombra del PP, fue secretario autonómico con Zaplana y secretario general de Gestión y Cooperación Sanitaria del Ministerio de Sanidad durante la época de Aznar. Pese a todo ello y después de nueva años, el PP ha recolocado a Moreno con una plaza en las listas de la candidatura a las Cortes por Castellón.
El CIPF nombra el tercer director en ocho meses
ENERO DE 2013: El desgobierno en el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia parece no tener fin. Mes y medio después de que la directora del CIPF, Rosa Valenzuela, presentara las nuevas líneas maestras de la institución, el proyecto destinado a reflotar el centro ya hace aguas.
El CIPF no consigue abandonar la etapa convulsa que comenzó con los fuertes recortes financieros que impuso la Generalitat al que llegó a ser todo un referente en investigación biomédica.
VER: SANIDAD: El modelo ALZIRA de privatización.
José Sobrado García
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