Señores que se asientan en el Olimpo.
Señores que están por encima del bien y del mal.
Señores que no ven más allá del círculo de aduladores que le rodea.
Señores que descienden del limbo del poder una vez cada cuatro años, se visten de esa manera, viajan, besan a niños y ancianitas, dan la mano y saludan a todos, predican, prometen, piden que se meta un voto en la urna y después de metido nada de lo prometido.
Señores que después de este duro esfuerzo suben de nuevo al limbo del poder y descansan otros cuatro años.
Señores que insultan y desprecian a sus oponentes.
Señores que olvidan a sus votantes.
Señores que hablan mucho para decir nada.
Señores que venden democracia a los gobernados.
Señores que imponen disciplina de partido a sus militantes para asegurarse su permanencia.
Señores que mienten más que hablan.
Señores que…
José Sobrado García
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